Algunos no somos tan agraciados como para irnos pavoneándonos por las calles y recibir suspiros y relamida de labios. No tenemos esa fotuna o desgracia.
Tenemos que esforzarnos más. Tenemos que jugar de otra forma.
Un wey con el que crecí era y es rostro. De esos que te cuento acá arriba. A veces lo acompañaba y me tocaba esperar en otra esquina mientras el fajaba y yo me picaba los ojos. El me lleva 5 años y en ese entonces el iba en la secundaria y yo en la primaria. Y aún hoy en día anda con modelos, edecanes y más mujeres inalcanzables para el vulgo.
El se dedica a conquistar.
Llega y toma lo que desea. Como un bárbaro en una villa recien conquistada.
¿Juega al largo plazo? No. ¿Le importa que siente, dice u oye la otra persona? No.
Yo alguna vez lo intente. Llegaba y robaba besos o hasta llegue a pedir ir a un hotel. Muchas cachetadas y miradas de terror/asco me puse sincero conmigo.
Necesitaba aprender a seducir.
Atacar a todos sus sentidos. Atraer a su mente. Darles un reto. Aprender a jugar el juego. Sin decirles mis sentimientos a la primera. Elegir mis batallas y tener velas prendidas. No meterme a su cama lo antes posible. Y ser entusiasta y apasionado en la cama.
¿Quieres conquistar o seducir a tus prospectos?
La seducción no es exclusiva de las relaciones en pareja. Es una interacción humana. Y como tal, debe de ser pulida a través de la practica.
No quieras llevarte a la cama a la primera a tus clientes.
No creas que tu negocio es la única coca en el desierto.