Estoy en mi cama dando vueltas, son las 2 de la mañana.
Tengo mil cosas en la cabeza: comprar una nueva computadora, llamarle a tal, enviar una cotización, lavar mi ropa, visitar a mi madre, cortarme el cabello. Mi mente parece un río caudaloso.
Todo me parece urgente.
¿Te ha pasado? Estoy seguro que sí.
La urgencia es la prima hermana del fallo.
Cuando creemos que todo es urgente es por qué no tenemos claras nuestras razones. El por qué estamos haciéndolo.
Las metas llegan a objetivos.
Siempre la mejor forma es por medio de crear bloques de tiempo:
Cada hora es una pieza que apilamos en columnas de 24 en 24.
Tenemos 7 columnas por semana.
Quita 8 piezas de cada columna que representan tus horas de sueño. Quita 2 piezas para la comida. Quita 2 piezas para transporte.
Llevamos la mitad.
¿Sientes qué cada vez tienes menos tiempo? Espero que sí lo sientas. Esto nos da la conciencia para enfocarnos en lo que realmente importa.
Ahora si, asigna lo importa a esos bloques de tiempo que te quedan, no dejes que lo urgente lo contamine.
Cuídalos, mímalos, amalos.