Son las 10 de la mañana y ya limpie la farmacia, acomode lo que dejé tirado el día anterior. Me pongo a pensar en cómo se la estarán pasando las personas que trabajan en una oficina, concluyo que ha de ser lo mismo: llegar, pasar el día y regresar a casa. Sin duda lo vivo un poco ya que hago doble turno, doble chamba: mientras atiendo la farmacia le dedico tiempo a otras actividades en la computadora como leer, diseñar sitios web y tomar cursos en línea.
Soy un tanto adicto al trabajo y a ocupar mí tiempo. Tiempo es lo único que no tenemos y se nos va como el agua entre las manos.
Al pasar los días las cosas se vuelven monótonas, monocromáticas diría yo. Paso uno, paso dos, paso tres,…, paso nueve mil. Pero en ciertos momentos surgen ideas inesperadas.
Epifanía
No sé si te ha pasado, pero seguramente si (si no porqué estarías leyendo esto):
“Tus pupilas se dilatan, sientes una fuerza que aprieta tu pecho, te sudan las manos y ves todo con claridad. Ese problema que llegaste a ver o vivir tiene una solución y la has encontrado”.
Comienzas a darle vueltas en tu cabeza y a contarle a las personas que más confianza les tienes, no a cualquiera porque pueden robarte tu tesoro. Esa idea millonaria, esa idea que ayudará a cumplir tus metas, esa idea que te dará libertad.
Manos a la obra
Comienza la carrera. Abro Google y comienzo a teclear los conceptos relacionados a mi idea como por ejemplo “cuánto pagan por mi idea millonaria” “cuánto cuesta mi idea millonaria”, etc.
Excelente, no he encontrado a nadie que lo esté haciendo o vendiendo. El pastel es todo mío y todos van a morder el polvo.
Platiqué con unos amigos y les llamo la atención la idea entonces me decidí a investigar un poco más y vi a cada uno para reunir más información.
Que bien me ha ido. Cada día pinta mejor el panorama. Ya hasta vi algunos locales desocupados que podría rentar y acondicionar. Me relajo un poco y pienso en hacer un sitio web para no tener inversionistas o gastar dinero ahorrado. Rápidamente compro el dominio. Cada vez está más cerca el objetivo de ver nacer a mi nuevo negocio.
Empiezo a pensar en nombres y logotipos. Cotizo algunos.
Pasan algunas semanas y por fin tengo el sitio web, mi página de Facebook para los fans y mi cuenta de Twitter. ¡Ahora si empieza lo bueno!
Sólo 100 visitas en un mes. ¡100 visitas! Ahora imagínate que hubiera rentado y acondicionado un local y sólo hubieran entrado 100 personas en un mes y ninguna hubiera comprado.
Compré publicidad en AdWords y Facebook. Escribí 8 artículos. Publiqué un artículo como invitado en un sitio web de un amigo. Nada.
¡Carajo! ¿Qué pasó?
No importa mucho, pasarán unos meses y volveré al mismo ciclo:
- Epifanía con idea millonaria,
- validar la idea con amistades y algunas búsquedas en Google,
- gastar tiempo, dinero y esfuerzo durante algunos días, semanas o hasta meses,
- llegar al punto de no tener algo de valor,
- frustación.
Un ciclo vicioso.
Lo he visto muchas veces y lo he vivido otras tantas nos encantan los objetos relucientes. No mientas y recuerda:
[bctt tweet=”¿Cuándo fue la última vez que te volviste -Golum-? ” username=”ventajanegocios”]
Esto pasa con los negocios tradicionales, online y startups. Ninguno se salva. Y es que es una forma de hacer negocios… vieja, del siglo pasado.
La vieja forma de hacer negocios
Nos hemos aprendido de memoria
- “identifica una necesidad”,
- crea un producto o servicio que la satisfaga y
- forma tu empresa.
Peeeeeeeeero…
- ¿Si es algo de lo que todos se quejan pero nadie quiere gastar en la solución?
- ¿Si es algo que nadie busca pero tienes la necedad de que si?
- ¿Si es algo que ya muchos venden pero crees que puedes hacerlo diferente o mejor?
- ¿Y si…?
Dame permiso de resumirlo en 3 palabras:
Producto, Negocio y Gente.
[bctt tweet=”Esta es la vieja forma de hacer negocios.” username=”ventajanegocios”]
¿No? Piénsalo un poco y agarra un ejemplo, el que te guste. Puede ser de algún conocido, amistad o hasta tú propio negocio.
Yo voy a usar de ejemplo a un negocio de comida de un conocido.
El señor Epifanio (Don Fani para los amigos jajaja) tenía su puesto de tacos de pastor, suadero y otras carnes en una calle cercana a la casa de mi madre, la verdad que le iba muy bien. Vendía de miércoles a domingo por las noches y siempre tenía mucha gente.
Un día a Don Fani se le ocurrió la grandiosa idea de también vender en el día pero que fuera comida corrida ya que hay muchos negocios a la redonda. Rento un local a un par de cuadras de donde ponía su puesto.
¿Sabes cuántas comidas vende al día en promedio? Si son 20 al día estoy exagerando. Pero bueno, en la noche comienza a vender tacos y complementa las ventas pero no vende igual que en la otra calle en donde estaba antes.
¿Le va mejor? No. Ahora paga renta y más empleados. Sus gastos han aumentado y sus ganancias han disminuido.
Creó un nuevo producto/servicio, puso un negocio y espero a que llegara la gente.
¿Te suena a una historia que hemos visto un millón de veces?
A mí sí.
Y esto ha generado cientos de negocios “yo también”. Es decir, si a alguien le está yendo bien, pues “yo también lo hago” Así sin pensarlo, sin analizar, por el hecho de subirse a la ola de lo novedoso.
Pero, ¿Hay alguna otra forma de hacer negocios?
Se le atribuye a Einstein la siguiente frase:
“Una locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados diferentes. Si hubiera resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”
Vamos a hacer un pequeño cambio en el orden de las palabras de la vieja forma de hacer negocios:
Gente, Producto y Negocio.
La nueva forma de hacer negocios.
Vamos a replantear lo que hizo Don Fani. Empecemos con la gente.
Don Fani en el universo alternativo en donde sabe la nueva forma de hacer negocios se puso a platicar con los distintos dueños de negocios y vecinos de la colonia. Se interesó por sus hábitos alimenticios y gustos de sabores, texturas y combinaciones a la hora de alimentarse. Paso varios días platicando y conviviendo con ellos.
Don Fani llego a varias conclusiones:
- Muchos de los vecinos salen a sus trabajos y no tienen tiempo de cocinar y ya están un poco fastidiados de la comida de la calle.
- Muchos dueños de negocios de la zona quieren probar nuevas recetas y sabores. Ya están hartos de los mismos guisados.
- También descubrió que hay mucha gente que necesita una dieta especial debido a enfermedad como diabetes, gastritis y colitis.
Don Fani alternativo ha llegado a varias conclusiones, ha conocido a la gente antes de venderle, y se le ocurrió una idea brillante:
Fue con cada una de las personas con las que platicó y les contó que quería vender comida.
Les propuso armar un menú (en conjunto) para una semana y se las iba a dar a un precio reducido con la única condición de que fueran lo más honestos con respecto al sabor, tamaño de las porciones y presentación.
Así llego a una conclusión en su experimento: la gente quería comida para llevar a gran volumen.
Obtuvo su ajuste de gente con producto. En inglés le llaman product/market fit.
¿Suena lógico? A veces lo lógico es el menos común de los lugares.
Ahora si Don Fani ya con clientes, un producto definido y con demanda, rentó y acondicionó un local para poder preparar comida a gran volumen.
[bctt tweet=”Esta es la nueva forma de hacer negocios.” username=”ventajanegocios”]
Primero formamos una comunidad, es decir conseguimos a la gente. Nos interesamos en ellos, los escuchamos y encontramos en conjunto el mejor producto o servicio y entonces al último comenzamos con el negocio como tal, buscando modelos de generar ganancias y modelos de operación.
Éste es un concepto modesto pero poderoso.
Ahora cada vez que tengas una nueva epifanía detente y piensa en la nueva forma de hacer negocios y sus pasos a seguir:
- Crea una comunidad,
- Crea un producto o servicio demo y modificalo hasta ajustarlo al mercado y
- Ahora si crea tu negocio.
También si te has dado cuenta de que llevas tu negocio de la vieja forma, hay una pregunta que te puede ser de mucha utilidad:
- ¿Mi decisión esta enfocada en mi negocio o en mi cliente?
Tal vez te pueda parecer raro preguntarte esto pero creéme que poco a poco te va a ayudar a tener un negocio exitoso.