Los expertos en posicionamiento de marca te dicen que debes de contar con una característica distintiva en tu persona o en tu negocio.
Unos lentes de color amarillo, morado o cualquier color que llame la atención y nadie use.
Un saco con parches, estampados y colores que nadie use a menos que sea un artista.
Yo digo que son unos ridículos.
Tienes que hacer que te recuerden por lo bien que resuelves los problemas de tus clientes. Que eres la mejor solución. Que eres la cremita de la buena a la hora de atenderlos.
No necesitas ser un payaso ni mucho menos para que te recuerden.
Si la gente no tiene memoria o es tan tonta que no sabe diferenciarte de la competencia. No es tu culpa. Quieres clientes inteligentes. De los buenos. De esos que te recomiendan con medio mundo y hasta buscan cualquier pretexto para hablar de tus productos.
Sé una persona aburrida. Con ropa común y accesorios comunes. Pero con unos tanates del tamaño del mundo para darlo todo por tus clientes. Que no haya ni una pizca de duda que te morirás en la raya por ellos.
Déjate de payasadas buscando pretextos para acortar el camino a ser la máxima autoridad de tu sector. No hay atajos. Sólo hay un camino pedregoso y cuesta arriba. Se llama VALOR.
Y el valor se obtiene con trabajo duro, puro y constante.
No hay trucos.