Qué pasaría si en ese primer beso. El beso ansiado. Te fueras acercando y te llega un olor rancio. Mezcla de cobre con café y leche pasada.
Dedicaste horas, días y quizá hasta semanas para tener ese momento.
Te detienes a unos escasos centímetros de su boca. Tienes que hacerlo. Haces la evaluación rápidamente y las consecuencias de no hacerlo son peores.
¡Al ruedo!
Tu ceño se frunce. Surge un ligero tic en el cachete y pasa por tu mente todo el esfuerzo que has hecho.
¡Qué experiencia más desagradable!
Así le pasa a tus cliente. Ha dedicado cientos de horas para encontrarte. Pero al momento que ha adquirido tu producto o servicio y lo va a usar aparece ese olor y ese sabor de boca.
Dedica el tiempo necesario para iniciar bien ese romance.
Tu le brindas ese sueño realizado a tu clientes. Tu eres su estrella.
Y si no lo eres. Avergüénzate.
Pero que no sea lo suficiente para dejar de preguntarme como cambiar esa situación.