No importa si apenas comienzas o ya llevas tiempo con tu negocio.
Puedes estar en el eterno enamoramiento de tu solución.
Crees, cómo madre con su hijo, que tu producto/servicio es el mejor y el más bello.
Lo tratas con mimos y le consientes todos sus caprichos.
Si no paga la renta y los sueldos, pones de tu bolsa.
Si no se vende le das todas las oportunidades del mundo por qué los demás deben de estar equivocados.
Si no genera “hermanitos” es por qué es un egocéntrico tirano.
Que maldito problema es enamorarse de la solución.
En cambio si te enamoras del problema las soluciones, es decir tus productos/servicios, llegan y triunfan.
Estar siempre encima del problema da una visión, un panorama que pone la maquinaria en movimiento.