Los emprendedores somos personas que sufrimos el síndrome premenstrual a diario como si se tratara de un shot de hormonas constante y no lo tomes como un machismo, tómalo como una observación meramente científica. De hecho ¼ de los hombres sufren de SPM.
No podemos comparar con una depresión o una euforia por que no es constante, es una fluctuación.
Y Derek Halpern de Social Triggers lo ejemplifica con una gráfica muy chistosa (y certera):
¿Pero cómo controlar esta montaña rusa de emociones sin convertirte en el hombre de hojalata?
Lo primero que quiero mencionar es que si has fallado al tratar de controlar esta montaña rusa de emociones, no es tu culpa. Hay un buen de información y puede ser confuso. Muchas veces la sobrecarga de información te aleja de tener éxito.
Quiero que dejes a un lado todas estas preocupaciones. Tu puedes hacerlo. Te voy a explicar cómo hacerlo.
Los grandes medios de comunicaciones como televisoras y periódicos quieren que creas que el mundo es una telenovela y el mundo se esta cayendo a pedazos. Vamos a ver que estan equivocados. Ellos tienen sus razones para hacerte creer eso, pero no es verdad.
Si alguna vez has pensado que los programas de televisión y los titulares de las noticias quieren que vivas siempre en estado alterado, probablemente estes en lo correcto. Ellos no se benefician de que tu estes en un estado mental óptimo. La diferencia conmigo es que a mi me importa tu éxito y genuinamente quiero que tengas éxito y vivas de forma tranquila.
Se que tienes el sueño de crear un impacto positivo y cambiar el mundo y quiero que lo logres a través de este artículo.
Si apenas empiezas a emprender tendrás una herramienta poderosa y si ya llevas tiempo emprendiendo podrás volver a tomar control de tu visión.
Imagina que tienes control total de tus emociones. ¿Te ves tenso pero sin nervios como un samurai?
Todo se trata de los sentimientos
Eran las 3 de la mañana y yo regresaba de una reunión social, mejor conocida como “peda” jajaja. Hay un problema que siempre enfrentaba cuando vivía con mi familia: muy pocos taxis entraban hasta las calles de adentro, sólo llegaban a la avenida principal y todavía no había Uber ni nada similar. Eso es normal en los barrios bajos en dónde el riesgo de entrar es salir encuerado y a pie si es que te va bien y no acabas muerto o golpeado. Entonces me dejo en la avenida y me puse a caminar.
Dicen las personas que saben que las 3 am es la hora del diablo, a veces lo pienso así y esa noche no me falló. Prendí un cigarro y me puse a andar las 4 cuadras obligatorias con mucho frío y miedo. En eso vi una silueta que se dirigía hacia mi sospechosamente con las manos en la sudadera. Trate de cambiarme de banqueta pero ya no tuve tiempo. Y en eso me dijo:
¡Ya valió madre carnal!
Sentí que la sangre se me iba del cuerpo y un escalofrío recorrió mi espalda. Y lo único que se me ocurrió hacer fue reír y decirle:
¿Qué pasó si yo también ando chambeando?
Y me acomode el pantalón figurando que traía una pistola en la parte de atrás del cinturón.
Dudo un momento y me miro fijamente hasta que soltó la carcajada. Nos pusimos a platicar.
Tal vez te parezca un poco exagerado el ejemplo pero no hay mucha diferencia con la vida profesional y de negocios. Se siente igual si el jefe o tu pareja te dice que quiere hablar contigo o cuando te da ese ataque de ansiedad y reflujo que te obliga a sacar la bolsa de papel para hacer respiraciones o tomar unas Tums.
Todo se trata de lo que decides sentir. Al principio tenemos una respuesta inmediata comandada por nuestro cerebro reptiliano, el que nos dice huye o pelea. Los segundos después de sentir eso es nuestra responsabilidad.
El guerrero en el jardín
Maestro y discípulo caminaron lado a lado a través de un hermoso jardín. El discípulo se detiene repentinamente y pregunta: “Maestro, me hablas y predicas los caminos de la paz. Sin embargo, he aprendido de ti técnicas mortales de combate y tácticas de guerra. ¿Cómo concilias los dos? “El maestro se pone en cuclillas con elegancia, elige una flor y la arranca. “Mi discípulo: es mejor ser un guerrero que cuida su jardín que un jardinero en una guerra”.
Así nos enseña Sun Tzu.
1) ¿Qué es una batalla?
Para nuestro propósito, una batalla es cualquier conflicto en el que te encuentras antagonizado por un objeto, persona o circunstancia. Estas cosas las llamaremos “el enemigo”. Desde tus demonios internos hasta ese cigarrillo, desde ese vendedor hasta tu jefe, las batallas vienen en todas las formas y tamaños, y una vez que las reconoces, tu próxima determinación debería ser si valen la pena luchar.
2) ¿Por qué estás luchando?
Por tu propia cordura? Para un aumento salarial? Esta pregunta determinará tu nivel de compromiso porque una vez que estás en una pelea estás en ella para ganarla. Lo que me lleva a la última pregunta:
3) ¿Qué es la victoria?
¿Quieres dejar de beber por un día? ¿Quieres que tu amigo reconozca que tus puntos de vista políticos tienen mérito? ¿Necesita que su victoria sea absoluta o aceptará pasos incrementales?
El guerrero en el jardín lucha para lograr la paz. Al final de cada batalla, ese objetivo está en mente. Cualquier resultado que te deje abierto a otro conflicto no es una victoria en absoluto.
Un acercamiento único para pelear tus batallas diarias, ¿puede lograrse? Yo diría que sí, es posible. Las batallas tienen todas las formas y tamaños, pero la forma de luchar depende de los mismos tres elementos: Habilidades y conocimiento (como uno), Opciones y Oportunidades.
Habilidades y conocimiento: cualquier cosa que sepas o hayas entrenado y cualquier cosa que puedas aprender o en la que puedas entrenar (hablar en público, contabilidad, karate, etc.).
Elecciones: Entre más habilidades pertinentes tengas disponibles, más seguro estarás en tu capacidad para tomar decisiones. En una pelea, la indecisión mata, las malas decisiones también.
Oportunidades: la confianza en tus habilidades y en tus habilidades para tomar decisiones te permitirá no solo reconocer una apertura sino también hacerla.
El mundo es un campo de batalla, tu vida es una guerra constante, y el objetivo final del guerrero es la paz. Déjame convertirte en guerrero en el jardín, preparémonos para la lucha.
Nunca vas a quedar bien con las otras personas.
Ahora quiero que prestes mucha atención a lo que te voy a decir a continuación:
¡Tu no le importas un carajo a los demás!
¿Si lo leíste bien? ¡Nada! En serio que nada. Ni a tu madre. Todo es relativo, si ella esta sana claro que te dará su tiempo y energía pero si está convaleciente… ¿Qué crees que le importe más? ¿Ella o tú?
Y con esto te quiero decir que la única persona que importa en este mundo, en este momento, eres tú.
“Si tomas tu felicidad y la pones en manos de alguien, más tarde o más temprano, la romperá. Si le das tu felicidad a otra persona, siempre podrá llevársela con ella. Y como la felicidad sólo puede provenir de tu interior y es resultado de tu amor, sólo tú eres responsable de tu propia felicidad. Jamás podemos responsabilizar a otra persona de nuestra propia felicidad.”
Dice Miguel Ruiz en el libro La Maestría del Amor.
Y Fritz Perls el creador de la terapia Gestalt lo dice genialmente con la Oración de la Gestalt
“Yo soy Yo
Tú eres Tú
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres Tú
Yo soy Yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos
Será maravilloso
Si no, no puede remediarse.
Falto de amor a Mí mismo
Cuando en el intento de complacerte me traiciono.
Falto de amor a Ti
Cuando intento que seas como yo quiero
En vez de aceptarte como realmente eres.
Tú eres Tú y Yo soy Yo.”
Pero, ¿Qué es la Apatheia y cómo llegamos a ella?
No podemos hablar de Apatheia sin hablar de Ataraxia y aunque son de dos escuelas filosóficas distintas hablan de cómo alcanzar la felicidad.
La Apatheia es la liberación de las pasiones y la Ataraxia es la imperturbabilidad y a veces tomado como tranquilidad.
De verdad que no hay nada nuevo bajo el sol.
¿Y esto para que carajo me sirve en mi negocio?
Muy fácil, como lo dice Sun Tzu claramente: es mejor ser un guerrero en el jardín que un jardinero en la guerra. Así que vamos a aplicar un par de técnicas para lograrlo.
Los 3 filtros de Sócrates.
En la antigua Grecia, Sócrates tenía fama de tener el conocimiento en alta estima. Un día, un conocido se encontró con el gran filósofo y dijo: “¿Sabes lo que acabo de escuchar de tu amigo?”
“Espera un momento”, respondió Sócrates. “Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea tomar un momento y filtrar lo que vas a decir. Es por eso que lo llamo el examen del triple filtro. El primer filtro es la verdad. Ha hecho absolutamente seguro ¿que lo que vas a decirme es verdad?
“Bueno, no”, dijo el hombre, “de hecho, me enteré y …”
“Está bien”, dijo Sócrates. “Por lo que no se sabe muy bien si es verdad o no. Ahora, vamos a tratar el segundo filtro, el filtro de la bondad. Es lo que vas a decirme de mi amigo algo bueno?”
“Umm, no, por el contrario …”
“Por lo tanto,” Sócrates continuó, “usted me quiere decir algo malo de mi amigo, pero no estás seguro de que es cierto. Todavía puede pasar la prueba sin embargo, porque queda un filtro izquierda del filtro de la Utilidad. Es lo que ¿Quieres decirme que mi amigo va a ser útil para mí?
“No en realidad no.”
“Bien”, concluyó Sócrates, “si lo que quieres decirme no es ni verdadero, ni bueno, ni siquiera útil, ¿por qué no me lo dices en absoluto?”
Y esto no sólo aplica para lo que nos va a decir otra persona, ¡también nos sirve cuando platicamos con nosotros mismos!
El poder de los hábitos
El marco de trabajo del gran libro de Charles Duhigg:
- Identificar la rutina
- Experimenta con recompensas
- Aislar la señal
- Tener un plan
Te recomiendo registrarte a su página de recursos y tengas una probadita de lo que puedes lograr con esto.
Con los 3 filtro de Sócrates y el marco de trabajo del poder los hábitos podrás llegar a la Apatheia sin problemas. Por último, cuéntame: ¿Qué quieres lograr con tu nuevo estado mental?